Aportación de M. Medina.
El azar, según la RAE, es casualidad, caso fortuito o desgracia imprevista.
La discusión sobre la ética y moralidad de las apuestas y juegos de azar comenzó desde el surgimiento de este tipo de juegos. Ganar no depende de habilidades y experiencias, sino del "azar". Así que mientras menores sean nuestras probabilidades de ganar en un juego de azar, el premio es mayor.
Hay numerosos juegos que combinan azar y habilidad. Con la destreza el jugador puede calcular las probabilidades de ganar siempre en función del azar.
Filosóficamente, ya que este es un blog de este corte, y no “ludópata”, existen distintos pensamientos:
El azar ontológico. Forma parte del ser. Aunque se encuentren leyes deterministas en ámbitos, hay procesos que son espontáneos y aleatorios, independientemente del avance del conocimiento.
El azar epistemológico, en el conocimiento por ignorancia. Lo inesperado de la suerte está íntimamente ligado a la ignorancia. El riesgo de elegir bajo incertidumbre, muy relacionada, con la ignorancia no tiene porque ser objetivo. El hecho de seleccionar la correcta suele ser algo que ocurre por casualidad. Se puede decir que uno tiene suerte al elegir la opción correcta. Como lo impredecible está en juego, no es aconsejable que la gente "confíe en la suerte".
El determinismo afirma que no existe el azar ontológico. Los procesos aleatorios serían en realidad eventos en los que se ha desatendido a las particularidades (o es excesivamente trabajoso o complejo estudiarlas).
El conocimiento científico parte del supuesto de la existencia de unas leyes de la naturaleza que determinan el acontecer del mundo, y que es posible conocerlas. Poder determinar el grado de determinismo que dichas leyes implican y el ámbito de su aplicación es esencial para la valoración del conocimiento científico.
La ciencia actuaría, en la consideración del estudio de sistemas complejos y sistemas abiertos matiza la consideración del determinismo de las leyes de la naturaleza.
Aunque se admita la existencia del azar, no se sigue necesariamente la realidad del libre albedrío; no se es libre por tomar una decisión aleatoria sino por tomar una decisión autónoma y según la voluntad.
Yo pienso que se podría llegar a conocer el orden intrínseco en el caos. Es decir, descifrar eso a lo que llamamos “azar”
Y con respecto a la buena/mala suerte, no tenemos derecho a esperar que "la suerte nos sonría": vivimos en un mundo en el que las cosas no salen normalmente como queremos así que pensamos que cuando los acontecimientos nos son favorables es algo extraordinario, y como es inusual, hay que celebrarlo.
Así que no debemos dejar a la suerte o al azar las cosas que están en nuestras manos, porque será más fácil que ocurran.
En vistas a los exámenes: estudiar todo y bien, que es poco probable que solo nos pregunten lo que nos sabemos.
DobleM