lunes, 26 de marzo de 2012

La bondad de nuestros actos


Aportación de Álvaro S.

El otro día fui al cine a ver la película francesa “Intocable”, recién estrenada en los cines. "Una comedia elegante", así ha sido calificada por la prensa gala, que ha hecho eco del éxito cosechado en las taquillas durante diez semanas. Animado por las favorables críticas, decidí verla y tengo que decir que me sorprendió.

Bajo los toques de humor que esconde la película, se esconde una historia de superación personal, cargada de valores que no puede dejar indiferente al espectador, el cual saldrá del cine reflexionando sobre lo que ha estado viendo durante esa hora y media de sesión:

Philippe es un hombre feliz, poderoso y rico que vive en su palacete parisino. Sin embargo, su vida cambiará para siempre cuando sufre un accidente de parapente que lo dejará inválido y en silla de ruedas. Ya no podrá hacer nada por sí mismo (ni comer, ni ducharse o vestirse), así que tendrá que contratar a un asistente para que le ayude a desplazarse y a cuidar de él en cada momento.  Ante esa situación, su carácter se vuelve amargo y su vida parece perder el sentido.

Pero un día, aparece Driss, un senegalés necesitado de dinero que vive en un barrio marginal de París y que para colmo acaba de ser liberado de la cárcel. Driss se presenta a la entrevista para ser asistente de Philippe únicamente para no perder el derecho a cobrar su “paro”, pero, para su sorpresa, es contratado. Aunque parece que no vayan a encajar, Philippe y Driss encontrarán el uno en el otro la ilusión que les falta en sus vidas, haciéndose grandes amigos. Aprenderán a apreciar y a mezclar a Vivaldi con el hip hop, los trajes de Armani con el chándal y los menús de cinco tenedores con comida rápida ambulante.

Ante todo esto, no puedo evitar pensar en los valores más importantes que pueden dar sentido a nuestras vidas: el amor, la amistad, la solidaridad… Pero también, pienso en nuestros actos y el motivo que nos lleva a actuar de un modo u otro, haciendo el bien o el mal. Como hemos visto en clase, Hume considera que los juicios que determinan lo bueno o lo malo provienen de nosotros mismos, del sentimiento placentero o doloroso que nos origina una determinada acción. Con películas como “Intocables”, podemos pararnos a pensar en este hecho, reflexionando acerca de nuestros actos y las grandes cosas que podemos con ellos lograr.



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